En la noche de Todos los Santos, entre la confusión de
disfraces y calabazas a lo yanqui, escapó al plano terrenal el espíritu de
Igor. Aquel personaje de ojos saltones y joroba con vida propia.
De repente su mirada estrábica se fijó en un joven
disfrazado de él, que bailaba pegando saltos como solía hacer con Frank cuando
salían de marcha. Sintió tal nostalgia que decidió apoderarse de ese cuerpo.
Ese cuerpo pertenecía a mi amigo Hugo…bueno, en estos
momentos Hugor. Se pasea por calles oscuras acariciando un cerebro de
plastilina. No se asusten, es inofensivo…eso sí, no escuchen sus chistes,
porque entonces desearán cruzar al más allá.
jose luis romero
16 de noviembre de 2011 , 12:34 12Wed, 16 Nov 2011 12:34:24 +000024.
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